A TODOS LOS RELIGIOSOS DE LA ORDEN Y FAMILIA MERCEDARIA
Queridos hermanos:
Gracia y paz en Cristo Redentor del mundo, en este día 24 de septiembre en el que nos unimos con gran alegría para celebrar solemnemente a nuestra Madre y celestial Patrona.
El Papa San Juan Pablo II, concluye la Encíclica Veritatis Splendor afirmando que “María es Madre de misericordia porque Jesucristo, su Hijo, es enviado por el Padre como revelación de la misericordia de Dios (cf. Jn 3, 16-18). Él ha venido no para condenar sino para perdonar, para derramar misericordia (cf. Mt 9, 13). Y la misericordia mayor radica en su estar en medio de nosotros y en la llamada que nos ha dirigido para encontrarlo y proclamarlo, junto con Pedro, como “el Hijo de Dios vivo” (Mt 16, 16). Ningún pecado del hombre puede cancelar la misericordia de Dios, ni impedirle poner en acto toda su fuerza victoriosa, con tal de que la invoquemos. Más aún, el mismo pecado hace resplandecer con mayor fuerza el amor del Padre que, para rescatar al esclavo, ha sacrificado a su Hijo (181): su misericordia para nosotros es redención. Esta misericordia alcanza la plenitud con el don del Espíritu Santo, que genera y exige la vida nueva. Por numerosos y grandes que sean los obstáculos opuestos por la fragilidad y el pecado del hombre, el Espíritu, que renueva la faz de la tierra (cf. Sal 104, 30), posibilita el milagro del cumplimiento perfecto del bien. Esta renovación, que capacita para hacer lo que es bueno, noble, bello, grato a Dios y conforme a su voluntad, es en cierto sentido el colofón del don de la misericordia, que libera de la esclavitud del mal y da la fuerza para no volver a pecar. Mediante el don de la vida nueva, Jesús nos hace partícipes de su amor y nos conduce al Padre en el Espíritu”.
Convencidos de esta realidad, como religiosos de la Orden de la Mereced, seguimos avanzando en el cumplimiento de nuestra vocación redentora, teniendo en cuenta que permanentemente somos asistidos por la intercesión amorosa de ella, nuestra Madre, procurando llegar con prontitud a aquellos que demandan nuestra presencia como portadores de amor y de misericordia, convencidos de que “la presencia de María, la Madre de Jesús preside e inspira nuestra plegaria y con ella –que sobresale entre los humildes y pobres del Señor, glorificamos a Dios e imploramos sus misericordias para los oprimidos…, y tratamos de imitarla en unión con Él en el ofrecimiento de la propia vida (Cf. COM 56).
Quiero agradecer los esfuerzos que se van realizando a nivel personal y comunitariamente a lo largo y ancho donde nos encontramos presentes como Orden Mercedaria. No dejo de sorprenderme que muchos hermanos, a pesar de la edad avanzada y de soportar pacientemente dolores y fatigas humanas estén dispuestos a ser instrumentos de Dios para dispensar la gracia divina. Alabo y bendigo a los hermanos que no se conforman con cumplir tareas ordinarias, sino que inspirados por el Espíritu Santo encuentran nuevas formas de hacer presente la merced de Dios en los más necesitados; agradezco a los religiosos jóvenes y no tan jóvenes que protestan porque creen que no es suficiente lo que se realiza y quieren que la Orden proyecte una faceta más elocuente en la vivencia del carisma; exhorto a quienes se sienten desanimados y agobiados para que reencuentren el amor primero que los inspiró y los acercó a asumir el llamado de Dios a la vida consagrada…
No obstante, la realidad difícil y apremiante que hoy vivimos en diferentes órdenes, tenemos que agradecer lo que hoy somos y tenemos. Sólo, que sí, tenemos que buscar tomar decisiones más trascendentes que favorezcan el presente y futuro de nuestra Orden. Estamos ya en discernimiento en reuniones de Consejo de Provinciales abordando temas como: reestructuración de las Provincias; colaboración interprovincial en relación a la formación y desarrollo de actividades carismáticas; prevención de abusos y cuidado de ambientes sanos; seguir apostando por las misiones en lugares donde se pueda desarrollar más y mejor la misión redentora, con la posibilidad de ser bendecidos con más vocaciones a la vida religiosa; lograr hacer presencia en lugares donde hoy en día existen hermanos perseguidos por la fe como al inicio de nuestra Orden, etc. Con la gracia de Dios todo será posible.
Les recuerdo que en lo que resta del año 2024, D.M., del 2 al 6 de octubre se llevará a cabo el II Congreso de Pastoral Educativa a nivel de la Orden en Lima, Perú; los días 17 y 18 de octubre, tendremos reunión virtual del Consejo de Provinciales con la participación de los Consejeros del Gobierno General, coordinado por el P. John Londerry, Superior Provincial de la Provincia de Brasil; del 19 al 26 de octubre se realizará el Capítulo Provincial de la Provincia de Quito; el 26 de octubre y el 16 de noviembre se llevará a cabo un curso virtual sobre prevención de abusos y cuidado de ambientes sanos, la Comisión sobre este tema se encargará de mandar oportunamente la información para poder conectarse y puedan participar quienes deseen hacerlo; del 9 al 16 de noviembre tendremos el Capítulo Provincial de la Provincia de Argentina; del 30 de noviembre al 15 de diciembre, se llevará a cabo la Visita Canónica de la Delegación de Camerún (Prov. de Castilla).
Agradecemos a Dios la nominación del R.P. Fr. Mario Salas Becerra como Obispo de la Iglesia, como Auxiliar de la Diócesis de Valparaíso, Chile. Nos unimos en oración pidiendo a Dios que, por su gracia divina, su ministerio sea siempre fecundo.
Les encomiendo orar a Dios, para que por intercesión de nuestra Madre la Virgen María de la Merced y de nuestro padre San Pedro Nolasco, todo se realice felizmente. Así sea.
¡Feliz día de nuestra Madre la Virgen María de la Merced!
¡San Pedro Nolasco, ruega por nosotros!
Fraternalmente en Cristo Redentor:
Fr. Leoncio Osvaldo Vivar Martínez, O. de M
Maestro General