Además de la veneración y el culto a María de la Merced, Pedro Nolasco y sus frailes hemos sentido una especial predilección por la iglesias en que se tributa culto a María, bien sea porque la Orden las construyó o se las encargaron. El primero y más notable santuario mariano en la Orden es el de Santa María de El Puig, Valencia (s. XIII). A continuación en este caminar mariano y redentor en cada lugar donde hay presencia mercedaria se han levantado santuarios muy importantes en las diversas naciones donde estamos presentes.