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FIESTA DE TODOS LOS SANTOS

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01 Novembre 2022
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¡Por la Merced que es nuestra gloria, al servicio de los cautivos!

Prot. 35 MG/2022

Objeto: Fiesta de todos los santos

A TODOS LOS RELIGIOSOS Y FAMILIA MERCEDARIA

Presentes.-

Mis queridos hermanos:

     Les saludo en la gracia de la comunión de todos los santos del cielo, de la tierra, y de quienes esperan pronto estar gozando de la gloria de Dios.

     En este mes de noviembre celebramos la fiesta de todos los santos, en la que hacemos memoria de todos aquellos hermanos nuestros que han sido capaces de dar testimonio de un profundo amor a Dios por sobre todas las cosas, y de un amor singular al prójimo ejercitando la virtud de la caridad fraterna. Hoy es un día en el que todos estamos de fiesta porque celebramos la santidad de Dios, y en Él, celebramos también la santidad de la Iglesia como sacramento místico de Cristo en quien vivimos, y compartimos la comunión de todos los santos; así lo proclamamos en nuestra profesión de fe: “…creo en la comunión de los santos y en la vida del mundo futuro, amén”.

     Si bien hay que admirar y agradecer el testimonio e intercesión de los santos canonizados por la Iglesia, me parece justo que también consideremos a aquellas personas: hombres, mujeres, niños, adolescentes, jóvenes y adultos que no han sido llevados, o no serán llevados a los altares pero que, en el anonimato, han dado o están dando testimonio de santidad. Quiero pensar en aquellos hermanos religiosos, familiares, amigos, vecinos o tantas personas que se han desvivido  “haciendo el bien sin mirar a quién”, como reza el dicho; y que sin embargo, han pasado desapercibidos en medio de la Iglesia y de la sociedad en general. El  Papa los califica como “los santos de la puerta de al lado” que son los varones y mujeres del pueblo de Dios: “los padres que crían con tanto amor a sus hijos, los hombres y mujeres que trabajan para llevar el pan a su casa, los enfermos, las religiosas ancianas que siguen sonriendo..., son aquellos que viven cerca de nosotros y son un reflejo de la presencia de Dios” El  Papa también afirma que la santidad excede los límites de la iglesia católica porque el Espíritu suscita signos de su presencia, que ayudan a los mismos discípulos de Cristo (Cf. G.E. 9). Esa es la vocación primera de todos los hijos de Dios, la vocación a la santidad.

     Como hijos de Dios, permanentemente podemos celebrar la comunión de los santos, cuando nos unimos en comunión con Dios y en comunión con los hermanos en Cristo, formando la Iglesia que Él ha fundado. Con esa confianza, cuantas personas conocidas (familiares, amigos),  y no conocidas confían en nuestra oración para alabar a Dios, para agradecer alguna bendición recibida de Dios,  para pedir por alguna necesidad especial.

     En el entendido de que todos oramos cada día en espíritu y en verdad, alabemos a Dios que nos permite ser testigos de su gran bondad al permanecer en vida, al realizar con fidelidad el ministerio encomendado, al superar algún reto que podría poner en riesgo nuestra propia santidad. La comunión fraterna desde la oración, nos permite acortar distancias; Por ello, les encargo que sigamos fortaleciendo nuestra comunión fraterna en los diferentes acontecimientos que vamos teniendo a nivel personal y comunitario. Sobre todo, oremos unos por otros pidiendo a Dios vivir con fidelidad nuestra consagración religiosa y nuestra misión redentora. Oremos por quienes por diferentes razones, están viviendo alguna dificultad, ya sea por la pérdida de algún ser querido, por alguna crisis vocacional, por alguna pena moral o espiritual.

     Al celebrar con alegría la fiesta de todos los santos, pidamos su intercesión por todos nuestros hermanos religiosos que han sido llamados a la casa del Padre. Que Dios nuestro Señor premie todo el bien que realizaron en la Iglesia, especialmente con los necesitados de la libertad de hijos de Dios. Nuestras Constituciones mandan tener en cuenta que: “La caridad, que permanece siempre, ha de unirse aún después de la muerte. Por eso, los hermanos que descansan en Cristo estarán siempre presentes en nuestra oración comunitaria y personal, y especialmente en el santo sacrificio de la misa, aplicándoseles los sufragios establecidos”(COM,  89). Asimismo, hay que tener en cuenta lo que ordenan nuestras Normas Generales: “En el mes de noviembre y en día señalado, conmemórense a los difuntos religiosos, religiosas, terciarios, cofrades, cautivos, parientes y bienhechores, aplicando una misa de comunidad, y las oraciones y sufragios de ese día. Por la misma intención, la comunidad local celebre una misa de aniversario en febrero, julio y octubre, y, en cada uno de los ocho meses restantes una misa por todos los fieles difuntos” (N.G. 57 &9).

     A nombre de toda la Orden, expreso la solidaridad, y el más sentido pésame a los hermanos religiosos, que últimamente han sufrido el sensible fallecimiento de algún ser querido, rogando a Dios nuestro Señor que por su misericordia les conceda el descanso eterna.

     Que por intercesión de nuestra Madre la Virgen María de la Merced, y de nuestro padre San Pedro Nolasco, podamos lograr en plenitud la santidad, y lleguemos un día a gozar de la gloria eterna, por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

Curia General, a 1 de noviembre de 2022,  a los 804 años de la fundación de la Orden.

Fraternalmente en Cristo Redentor:

Fr. Leoncio Osvaldo Vivar Martínez, O. de M.

Maestro General

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SALUDO Y FELICITACIÓN POR LA SOLEMNIDAD DE NUESTRA MADRE LA VIRGEN MARÍA DE LA MERCED.

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24 Settembre 2022
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¡Por la Merced que es nuestra gloria, al servicio de los cautivos de nuestro tiempo!

 

Prot. 25 MG/2022

 

Objeto: Saludo y felicitación por la solemnidad de nuestra Madre la Virgen María de la Merced.

 

A todos los Religiosos de la Orden y Familia Mercedaria

Presentes,.

 

Mis amados hermanos:

 

     Con gran alegría me dirijo a todos ustedes con motivo de la solemnidad de  la Bienaventurada Virgen María de la Merced, nuestra Santísima Madre. Dirigimos nuestra mirada agradecida a ella, que ha sido y sigue siendo, protagonista en el plan divino de salvación desde la encarnación, hasta que finalmente se lleve a cabo la plenitud del Reino de Dios.

 

     En la liturgia eucarística de este día, escuchamos y meditamos en el  texto del Evangelio de San Juan que a la letra dice: “Junto a la cruz de Jesús estaban su madre, la hermana de su madre, María la esposa de Cleofas, y María Magdalena.  Cuando Jesús vio a su madre, y a su lado al discípulo a quien él amaba, dijo a su madre: Mujer, ahí tienes a tu hijo. Luego dijo al discípulo: Ahí tienes a tu madre. Y desde aquel momento el discípulo la recibió en su casa” (Jn 19, 25-27). Ha sido Jesús mismo, quien desde la cruz, constituyó a María, su Madre, para que fuera también Madre nuestra. Y así, vinculada enteramente al plan divino de redención acompañara a su Iglesia en el devenir de la historia: “Esta maternidad de María en la economía de gracia perdura sin cesar desde el momento del asentimiento que prestó fielmente en la Anunciación, y que mantuvo sin vacilar al pie de la cruz hasta la consumación perpetua de todos los elegidos. Pues, asunta a los cielos, no ha dejado esta misión salvadora, sino que con su múltiple intercesión continúa obteniéndonos los dones de la salvación eterna. Con su amor materno  cuida de los hermanos de su Hijo, que todavía peregrinan y se hallan en peligros y ansiedad hasta que sean conducidos a la patria bienaventurada. Por este motivo, la Santísima Virgen es invocada en la Iglesia con los títulos de Abogada, Auxiliadora, Socorro, Mediadora. Lo cual, sin  embargo, ha de entenderse de tal manera que no reste ni añada a la dignidad y eficacia de Cristo, único Mediador” (LG 62).

 

     En cumplimiento de su misión maternal, la Virgen María, ha querido inspirar a San Pedro Nolasco la fundación de la Orden de la cual formmos parte, para que se llevara a cabo la liberación de los cautivos que estaban en riesgo de perder la fe, por lo que aún ahora, impulsados por el espíritu redentor de Jesucristo, nuestro modelo y guía en el plan divino de salvación, fortalecemos nuestros vínculos fraternos, procurando vivir con fidelidad nuestro carisma liberdor en la Iglesia, en estos tiempos nuevos que nos han tocado vivir. Por un lado, agradecemos el don de la vocación que hemos recibido de Dios, y que reconfirmamos con fe viva ratificando nuestro afecto y aprecio sincero a todos los hermanos y hermanas que forman parte de la Orden y familia mercedaria. Para poder mirar con esperanza el presente y futuro de nuestras comunidades es importantísimo celebrar nuestra fraternidad. Siempre he pensado que, sólo desde la fuerza de la      fraternidad, será posible superar las situaciones emergentes que se están padeciendo por la falta de vocaciones, o por la ausencia cada vez más alarmante de miembros de nuestras comunidades. Pero, estoy convencido  que nuestra fortaleza no depende del número de miembros, sino de la calidad de vida y generosidad de todos, en el ejercicio del ministerio redentor. El testimonio legado desde el comienzo de la historia de nuestra Orden debe ser motivo de impulso para continuar realizando con alegría y esperanza nuestro ministerio liberador, en los distintos lugrares donde nos encontramos presentes en la Iglesia.

 

     Saludo con gran aprecio y agradecimiento, a todas las comuniades de Hermanas religiosas y laicos mercedarios, que forman parte de nuestra familia mercedaria. Es mi deseo que sigamos compartiendo cercanamente nuestra vida fraterna y ministerio apostólico, teniendo en cuenta que la “unión hace la fuera”. Estamos viviendo en la Iglesia, a iniciativa del Papa Francisco, un proceso cada vez más significtivo de sinodalidad, de comunión y fraternidad compartida; es importante dinamizar cada vez más la cercanía entre todos los miembros de la Orden y familia mercedaria, realizando encuentros para compartir experiencias de vida y de trabajo apostólico; ya habrá oportunidad de entrar en comunicación y organización programática, en cuanto los Secretariados del gobierno general se encuentren plenamente constituidos, lo cual será a más tardar en este mismo mes de septiembre.

 

     Ruego a Dios que por intercesión de nuestra Madre la Virgen María de la Merced, y de nuestro padre fundador San Pedro Nolasco, que nos conceda la gracia de vivir con fidelidad nuestra consagración religiosa y nuestro  ministerio carismático en bien de los cautivos de hoy.

 

Curia General, Roma, a 24 de septiembre 2022, a los 804 años de la fundación de la Orden.

 

 

Cordialmente en Cristo Redentor:

 

Fr. Leoncio Osvaldo Vivar Martínez, O. de M.

Maestro General

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CELEBRACIÓN DE LOS 804 AÑOS DE LA ORDEN

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10 Agosto 2022
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¡Por la Merced que es nuestra gloria, al servicio de los cautivos de nuestro tiempo!

 

Prot. 20 MG/2022

Objeto: Celebración de los 804 años de la Orden

 

A todos los religiosos de la Orden y Familia Mercedaria:

Mis amados hermanos:

Es motivo de gran alegría dirigirme a todos ustedes, al celebrar 804 años de la fundación de nuestra Orden. Una ocasión oportuna para dar gracias a Dios por tantos años de historia mercedaria, ejerciendo el amor misericordioso, en  favor de los hijos de Dios privados del sagrado don  de la libertad.

Así como al término e inicio de cada año civil, se hace un balance sobre las pérdidas y  ganancias, sobre lo avanzado o lo retrocedido según los planes programados, me parece que también nosotros, al terminar e iniciar nuestro año mercedario, podríamos con plena conciencia  agradecer a Dios la oportunidad de crecer en santidad, de celebrar la vida con los hermanos de comunidad con los que compartimos cada día que va pasando, por el bien realizado a tanta gente que vamos encontrando en el camino, sobre todo los que van siendo motivo de nuestro quehacer pastoral. Es oportuno también decir ¡perdón!, porque pude ser mejor en mi servicio liberador, porque pude ser mejor religioso mercedario.

Comenzar un año nuevo, sin olvidar la historia, posibilita continuar construyendo lo avanzado, y pensar creativamente impulsar nuevos proyectos que refuercen lo que ya se ha ganado. Pensar positivamente como piensan, creo, los grandes emprendedores, “apostar  siempre con  las ganancias y nunca con las pérdidas”.

Al dar una mirada al pasado de nuestra Orden, no podemos soslayar aquel momento solemne cuando nuestra Madre, la Virgen María de la merced, inspira a nuestro padre San Pedro Nolasco la fundación de  nuestra Orden para ir a  visitar y liberar a quienes se encontraban cautivos, en riesgo de perder la fe. Podríamos seguramente advertir aquellos sentimientos y pensamientos de una madre afligida, preocupada por los hijos oprimidos, sometidos en las mazmorras por parte de los musulmanes queriendo arrebatarles la fe en Cristo Redentor, queriendo separarlos de su Hijo amado a quien le había encargado assistir maternalmente.

Ahí está ella, como madre de misericordia, como madre del amor divino, asumiendo su papel de corredentora, como socia del Hijo que, desde el suplicio de la Cruz le dirá: “Mujer, ahí tienes a tu hijo” (Jn 19,26). Un encargo que quedó grabado en su mente y corazón, y que asumió hasta el extremo de ser capaz de soportar aquella imagen lacerada del Hijo que pendía en la cruz.

Al escribir esta carta pienso  en la solicitud que la Virgen hiciera  a nuestro padre San Pedro Nolasco. Y, que sigue haciendo a quienes tenemos el encargo de continuar esta obra de la redención de los cautivos. Pienso en la necesidad de tener la capacidad de descubrir a esos cautivos de hoy que quebrantan su corazón de Madre. Creo que quienes tenemos el encargo de dirigir, animar hoy en día la misión redentora de la Orden, es fundamental profundizar con juicio crítico y práctico si lo que estamos realizando responde a la misión originalmente encomendada. Y si es el caso, continuar adelante con más ímpetu para lograr mayores y mejores  resultados.

En Madrid existe un medio de comunicación llamado ALFA Y OMEGA, que el 13 de julio,  me preguntaban si aún nuestro carisma es vigente, a lo cual, respondí  que sí; la Orden de la Mereced es más vigente que nunca. La pregunta concreta era en estos términos: Originalmente su carisma era la redención de los cautivos, y se atendió a muchos cristianos presos por los musulmanes. En la actualidad, sigue habiendo cristianos encarcelados por su fe. ¿Se les ayuda de algún modo? A lo cual he respondido que: “en el trabajo pastoral con migrantes, en la pastoral penitenciaria se van encontrando personas que viven desgraciadamente cierta persecución por la fe. Se les anima, se les alienta y se les procura la ayuda necesaria. Aunque, ciertamente, tenemos que diferenciar más la atención a quienes, en distintos lugares, se ven perseguidos por motivos de la profesión de la fe cristiana. Es un reto que tenemos que afrontar con mayor, y mejor proyección mercedaria”.

Estoy convencido que en los distintos lugares donde se está ejerciendo nuestro carisma liberador, se realiza en concreto la misión redentora. Hoy en día, sobre todo por la movilidad humana, que cada vez se hace más universal, se va haciendo urgente asistir a tantas personas que requieren de motivación en la fe, ante tanta agresión y violación de los derechos humanos. No podemos quedarnos callados ante tantos actos de abuso, discriminación, y manipulación de las conciencias mediante ideologías que destruyen la vida, corrompen corazones, y degradan la condición de  personas humanas y cristianas.

Nuestra misión fundamental en la Iglesia es la difusión del Evangelio. Me parece contundente el mensaje que el Papa da con la Constitución Apostólica “Praedicate Evangelium”. ”Predicad el Evangelio” (cf. Mc 16, 15; Mt 10, 7-8). Y sí, la base fundamental como religiosos en la Iglesia es la fe. Nuestras Constituciones así también lo confirman. Ante las nuevas formas de esclavitud “social, política y psicológica, que derivan en última instancia del pecado y que resultan para la fe de los cristianos tan perniciosas como la esclavitud y cautividad de otros tiempos .Por eso, nuestra Orden se compromete testimoniar la Buena Nueva de amor y redención que ha hecho presente desde el comienzo de la historia” (COM 5). Hace poco tiempo tuve la oportunidad de leer, de conocer, el resultado de una consulta sobre el Sínodo, llevado a cabo por el P. Florencio Roselló Avellanas, hermano nuestro de la Provincia de Aragón, Director del Departamento de Pastoral Penitenciaria y la atención juvenil Tutelada, Subcomisión Episcopal para la Acción Caritativa y Social, y me impresionaba la expresión contundente de tantos presos que agradecían tenerlos en cuenta en la Iglesia. Cómo se sentían Iglesia viviendo la fe desde su realidad de encarcelados; cómo sienten que la fe libera, que la Iglesia es instrumento de salvación, de liberación. Esta experiencia de las cárceles, seguramente se replica en las misiones, en las casas de acogimiento de migrantes, de niños de la calle, de tóxico dependientes, de víctimas de la violencia, de trata de blancas, etc.

Ahí está la merced de Dios, realizando obras de liberación concreta. Al enterarme de tantas obras de amor, de misericordia, llevadas a cabo por  hermanos religiosos, sacerdotes, religiosas y  laicos comprometidos en el mundo de las diferentes provincias de la Orden y de la Familia Mercedaria; en Europa, en Asia, en Europa, en América Latina y el Caribe, en Norte América, etc.  tengo que decir, tenemos que decir: “¡gracias Señor! porque nos permites ser instrumentos de tu amor misericordioso”.

De cara al Sínodo de los Obispos de 2023, se han ido realizando consultas en todos los ámbitos de la Iglesia. Del 25-27 de mayo, se llevó a cabo la 97ª. Asamblea de Superiores Generales con el tema de Sinodalidad y Misión. Se escucharon los informes detallados de las respuestas a la consulta de las religiosas y religiosos de todo el mundo. Se expresó al Papa el sentimiento de todos los religiosos diciéndole que acogemos con satisfacción el trabajo realizado, que en sí mismo ha sido un ejemplo de sinodalidad. Que reconocemos la llamada a una “conversión sinodal” a la que todos debemos responder y mirarnos al futuro  con esperanza, con el deseo de que este Sínodo, sea un tiempo de “auténtico discernimiento espiritual” que permita a la Iglesia “cooperar más eficazmente con la obra de Dios en la historia” y dar a la Iglesia la forma y la dirección que necesita para ser fiel a su llamada y misión en el mundo ahora y en el futuro (Cf. Carta de los Superiores Generales participantes en la 97ª. Asamblea de la UIG).

Pensando en vivir místicamente y en acciones concretas la sinodalidad en la Iglesia, particularmente en la Orden, el pasado 9 de Julio nos hemos reunido el P. Reginaldo y yo, con el Superior General de los religiosos  Escalabrínianos, P. Lionir Chiarello  y religiosos encargados de vicariatos diocesanos sobre movilidad humana y Pastoral Penitenciaria, con el fin de ver la posibilidad de llevar a cabo algunos trabajos en colaboración inter congregacional, teniendo en cuenta que en varios países se desarrollan trabajos similares que, seguramente en colaboración mutua, podrían generar mayores y mejores resultados. Ya habrá la oportunidad de dialogar y plantear ésta posibilidad a nivel Orden en alguna reunión de Consejo de Provinciales,  que en su momento, se dará a  conocer  el cómo, cuándo y dónde.

Que el Señor, por intercesión de nuestra Madre la Virgen María y de nuestro padre San Pedro Nolasco,  nos conceda la gracia de ir descubriendo paulatinamente su voluntad en bien de los cautivos de nuestro tiempo.

Puebla, Méx., a 10 de agosto de 2022, a los 804 años de la fundación de la Orden.

 

Cordialmente en Cristo Redentor:

 

Fr. Leoncio Osvaldo Vivar Martínez, O. de M.

Maestro General

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FIESTA DE CRISTO REDENTOR

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09 Luglio 2022
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¡Por la Merced que es nuestra gloria, al servicio de los cautivos!

 

Prot. 11 MG/ 2022

 

Objeto: Fiesta de Cristo Redentor

A TODA LA ORDEN Y FAMILIA MERCEDARIA

Mis amados hermanos:

 “Los mercedarios tenemos como maestro y modelo a Cristo Redentor que con su muerte nos ha liberado de toda esclavitud y estamos dispuestos a  seguirlo sacrificando hasta la propia vida en el ejercicio del ministerio redentor” (COM 6). En actitud contemplativa dirijimos nuestra mirada a Cristo Redentor, agradeciendo el don de la libertad de los hijos de Dios. Suplicando que nos libre siempre de las ataduras de tantas esclavitudes que permanentemente amenazan nuestra vida consagrada. Que nos siga concediendo la gracia de  seguirlo efectivamente, fielmente,  “sacrificando hasta la propia vida en el ejercicio del ministerio redentor”.

Con el sacrificio redentor de Jesucristo, el ser humano ha sido rescatado de la ruina eterna. Se ha manifestado el amor misericordioso de Dios, que como Padre, envía a su Hijo amado para que encarnado en nuestra naturaleza se comience una nueva humanidad. Es lamentable que a pesar del infinito amor de Dios por la humanidad, presente en la historia humana, haya tanta resistencia para que reine la justicia y la paz. Pero Dios no se cansa de manifestar su amor y ternura, por lo que a través de la historia, mediante las manifestaciones del Espíritu Santo,  va suscitando a hombres y mujeres para que se reconstruya lo que por tantas situaciones de perversión humana se va quebrantando. En ese sentido, la Virgen María, la esposa del Espíritu Santo, la llena de la gracia divina, inspiró a nuestro santo padre Pedro Nolasco para que fundara una  Orden en favor del rescate de los cristianos que estaban en riesgo de perder la fe, de tal manera que los cautivos se convirtieron en el lugar teológico donde él  pudo encontrarse sensiblemente  con el Cristo sufriente, con los esclavos de su tiempo. En el ejercicio del ministerio redentor nos vamos dando cuenta de la vigencia carismática de nuestra Orden; en la medida en que se siga realizando con generosa entrega, podemos seguir siendo instrumentos del amor misericordioso de Dios, y muchos  podrán sentirse atraídos para venir a integrarse al olivo de Nolasco para seguir realizando esta gran obra de misericordia.

Para seguir contribuyendo en la obra de redención, y no claudicar en los momentos de la fatiga, es fundamental acudir fervorosamente a la fuente suprema de la gracia. La vida litúrgica debe ocupar un lugar privilegiado para todos nosotros los consagrados, sobre todo la liturgia eucarística. Hay que tener en cuenta que justamente es en ella, en la que se actualiza el sacrificio redentor de Jesucristo. De cuerdo a nuestras Constituciones “Participmos diariamente de la Eucristía, fuente y cima de la vida cristiana, ofreciendo la víctima divina y ofreciéndonos con ella y nos acercamos a comer la Cena del Señor, signo eficaz  de la unidad del pueblo de Dios vínculo de nuestra comunión fraterna” ( COM 47)“Nuestros scerdotes procuren celebrar cada día y devotamente; y los demás religiosos participen plenamente en él con la recepción del cuerpo santísimo de Cristo”(COM 48)). Seguramente que en la experiencia espiritual de cada quien, cuánto gozo, cuanta alegría emerge en el alma al sentirse fortalecidos, llenos de la gracia divina que renueva una y otra vez las ganas de vivir y hacer vivir a cuantos se lamentan por estar padeciendo síntomas diversos  de muerte. La oferta más grande que podemos compartir en los trabajos pastorales, ya dígase la parroquia, la escuela, la casa de acogida, la cárcel, en las misiones,  es precisamente la fe, como el tesoro preciado por quien san Pedro Nolasco empeñó su vida y los bienes. 

Es tremendamente alagador escuchar a un hermano, a una hermana expresar su agradecimiento porque encontró en el acercamiento a la Iglesia, en la vivencia de la fe, en la vivencia  de los sacramentos un nuevo respiro ante las dificultades padecidas. Para quienes, la relación con Dios mediante la oración, mediante los sacramentos, llenó aquel vacío que les quitaba el sentido de la la vida.

Por tanto, no bastan los buenos planes, las buenas programaciones, los buenos proyectos, es fundamental contar con la fuerza divina que nos da la orción, que nos dan los sacramentos. Hay que darle tiempo a la oración, no es restarle atención a los cautivos, es ganar fortaleza para tener mayor disposción para estar con ellos. A veces pensamos que hay tanto por hacer que no hay tiempo para la oración, lo cual es un error porque, en la medida en que sólo se cuente las fuerzas humanas nada trascendente queda por hacer.

Les animo pues, a buscar siempre tiempo para la oración, y desde la gracia de Dios realizar todas las actividades ministeriales. Es la posibilidad de estar en comunión con Dios y en comunión con los hermanos, sobre todo en la Eucaristía.

El  evangelista san Juan nos narra que "junto a la cruz de Jesús estaban su madre y la hermana de su madre, María, mujer de Cleofás, y María Magdalena" (Jn 19, 25). Ahí está ella, junto a la cruz de Jesús, acompañando fielmente a su Hijo amado uniéndose al sacrificio de la redención.  Al hablar de Crito Redentor, sería injusto pasar por alto la presencia elocuente de la Virgen María, quien vive en carne propia el drama mismo de la redención. Por eso con actitud agradecida, podemos decirle, como continuamente recitamos al término de cada día en el rezo de completas: Madre del Redentor, Virgen fecunda puerta del cielo siempre abierta, estrella del mar ven a librar al pueblo que tropieza y se quiere levantar. Ante la admiración de cielo y tierra, engendraste a tu santo creador y permaneces siempre Virgen, recibe el saludo del Angel Gabriel y ten piedad de nosotros pecadores. Amén.

 

Curia General, Roma,  a 9 de julio de 2022 y 803 años de la fundación de la Orden.

 

 

Fr. Osvaldo Vivar Martínez, O. de M.

MAESTRO GENERAL

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A TODOS LOS RELIGIOSOS DE LA ORDEN Y FAMILIA MERCEDARIA

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22 Maggio 2022
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   ¡ Por la Mereced que es nuestra gloria, siempre al servicio de los cautivos!

 

Prot.MG 1/2022

 

A todos los religiosos de la Orden y Familia Mercedaria.

Mis amados hermanos:

“Que la gracia del Señor Jesuscristo, el amor de Dios y la comunión del Espíritu Santo sean con todos ustedes” (2Cor. 13,14).

     Con este  saludo paulino me dirijo a todos ustedes, deseando que efectivamente, la gracia de Nuestro Señor Jesucristo les asista siempre, en la búsqueda de crecer en santidad, cumpliendo fielmente con el encargo de ejercer la caridad hacia los necesitados del amor misericordioso de Dios.

     Antes que nada, quiero agradecer a nombre de todos los religiosos de la Orden, el servicio que como Maestro General, ha realizado el P. Juan Carlos Saavedra Lucho. Gracias por su disposición y servicio en bien de la Orden y de los destinatarios de nuestro ministerio liberador. Gracias también al P. Manuel Antonio Anglés Herrero por formar parte del Gobierno General anterior como Consejero y particularmente como Secretario. Que Dios nuestro Señor les recompense por su gran bondad y servicio.

     Asimismo, quiero agradecer a los  Consejeros del nuevo gobierno: Fr. Damaso Masabo, Fr. Reginaldo Roberto Luiz, Fr. Luis  Eduardo Navas  Guerrero y  Fr.  Víctor Sundar Raj, que conmigo, se disponen a compartir el reto de animar y acompañar  a toda la Orden en el presente sexenio que va de mayo de 2022 a mayo de 2028.

     El lema que nos ha acompañado antes, y durante el capítulo ha sido: “Haced lo que Él os diga” (Jn 2,5). Deseo que siga resonando en la mente y corazón de todos los religiosos de la  Orden y de la Familia Mercedaria.

     Con estas palabras que brotaron del corazón de la Virgen María, Madre de Jesús y Madre nuestra ante la inminente posibilidad de arruinarse la fiesta de las bodas de Caná de Galilea, hemos agradecido a Dios que por su infinita bondad, nos permitió reunirnos en la casa de espiritualidad de Santa María Bambina, apelando a la vez, a la intercesión de San Pedro Nolasco, nuestro padre, que como fundador, nos ha legado el gran testimonio de amor a Dios y seguimiento fidelísimo a nuestro Señor Jesucristo, maestro y modelo de redención del género humano, en los términos como lo consignan las constituciones de nuestra Orden: “Siguiendo a San Pedro Nolasco e iluminados por su carisma, los mercedarios creemos que nuestra misión redentora pertenece a la naturaleza de la Orden y la ejercemos en nombre de la Iglesia, desde una íntima comunicación con Dios y una real encarnación en las necesidades de los hombres”.

     “Para cumplir esta misión, impulsados por la caridad, nos consagramos a Dios con un voto particular, llamado de Redención, en virtud del cual prometemos dar la vida como Cristo la dio por nosotros, si fuera necesario, para salvar a los cristianos que se encuentran en extremo peligro de perder su fe, en las nuevas formas de cautividad” (COM 13 y 14).

     En representación de toda la Orden, nos hemos congregado en Capítulo General, para celebrar nuestra vida fraterna desde la fe, conscientes que lo que hemos vivido ha sido justamente un acontecimiento pascual. Seguramente que todos hemos  experimentado la presencia de Cristo que resucitado, nos libera de nuestros temores y nos da su paz; que, como al Apóstol Tomás, nos ha mostrado los signos de su pasión como certeza  que la muerte no tiene la última palabra, sino más bien la vida; y así, desde la fe, hemos compartido las  experiencias de trabajo liberador en las distintas partes en donde la providencia nos ha colocado,  brindando auxilio y consuelo a los hermanos que se encuentran necesitados del amor misericordioso de Dios, haciendo las veces de Jesús que atiende complacido a quienes viven carentes de la libertad de los hijos de Dios.  En estos días, puestos en oración, nos hemos  dirigiendo a Él en actitud de agradecimiento por todas las obras buenas que hemos realizado, al tiempo que también pedimos perdón por aquello que, o no realizamos  o  hicimos mal. No somos perfectos, lo sabemos. Por eso, una y otra vez, nos confiamos a su divina misericordia que hace siempre cosas nuevas  en nosotros.

     Hemos  pensado juntos hacia donde queremos seguir caminando.  Hemos elaborado un objetivo común, que debe orientar puntualmente nuestros planes de trabajo a nivel de la Orden, a nivel de las provincias, a nivel de las vicarías y de las delegaciones y, desde él, se han elaborado objetivos específicos en las diferentes áreas en las que se desarrolla nuestra vida como consagrados en  la Vida religiosa, en el  Área de Vocaciones  

     Se realizó también, la elección del nuevo Gobierno General,  justamente en el día de la fiesta de nuestro Santo Padre. Fiesta que nos remite siempre,, no sólo hacer memoria agradecida, sino también profecía afrontando el reto de hacer real el carisma liberador ante las nuevas formas de cautividad. Actitud profética que nos compromete a redescubrir en lo concreto lo que él haría si físicamente estuviera presente en nuestro tiempo.

     La realidad que estamos viviendo hoy en día en el mundo, en tiempos de la posmodernidad  ha hecho aparecer un ambiente de gran confusión, de ambigüedad, de egoísmo, de individualismo, de relativismo, de pérdida de principios y de valores, de inseguridad y de gran temor, hasta el punto de perder no sólo la tranquilidad sino también la vida. Y, los peor azotados son precisamente los más vulnerables de la historia: los pobres, los migrantes, los niños de la calle, los explotados en todas sus formas, etc., pero, como religiosos mercedarios, como portadores del bien y de la esperanza, no nos apanicamos. Por el contrario, ante la humanidad que padece las nuevas esclavitudes tan diversas,  nuestra Orden pretende ser fuego que encienda otros fuegos (Mons. José Rodríguez Carballo, Secretario de la Congregación de la Vida Religiosa y Sociedades de Vida Apostócica), ser luz en medio de tanta oscuridad, ser motivo de esperanza.

     Días atrás,  leí un artículo del periodista Marco Frojo, que intitulaba “Pandemia e non solo: Gli italiani nella “spirale dell´interrregno”, en donde decía que los italianos están atravesando una fase muy complicada. Son conscientes de estar en un momento de profundo cambio de la sociedad sin conocer la dirección tomada. Las ganas de recomenzar están presentes pero, al mismo tiempo domina la incerteza, el miedo, la rabia. El término de inter reino lo toma prestado, dice, de Antonio Grasci que en el cuaderno de la cárcel escribe: “La crisis consiste a punto en el hecho que lo viejo muere y lo nuevo no puede nacer: en este inter-reino se verifican los fenómenos morbosos más diversos”. Hermanos: me atrevo a pensar que esta experiencia es generalizada, es decir, es la sensación en cualquier parte del mundo. La realidad es global. Ante esta situación, les exhorto a ser creativos para ofertar una respuesta carismática mercedaria en el mundo de hoy. No estamos obligados a resolver todas las cautividades del mundo, pero lo que podamos hacer o seguir haciendo, de tal manera debe ser significativo que haga fermentar la levadura de la esperanza en bien de toda la humanidad. Que Dios nos conceda su gracia para poder realizarlo.

     Les exhorto para que de cara al futuro de nuestra Orden en el nuevo sexenio, seamos reflexivos para conocer la verdad de la realidad que hoy en día tenemos en nuestra Orden, pero que seamos más todavía contemplativos, para descubrir desde la experiencia íntima de Dios, desde las mociones del Espíritu Santo  la voluntad de Dios.  Que sea el punto de partida.

     Que ante las amenazas que pudieran paralizarnos, escuchemos la voz de Jesús que nos alienta como lo hiciera con los discípulos que sentían que podían hundirse irremediablemente: “¡Tranquilos! Soy yo. No tengan miedo” (Mt 14, 27). Así entonces, teniendo a Jesús al centro de nuestra vida, de nuestro servicio, tengamos la seguridad de que podremos salir siempre adelante a pesar de los grandes riesgos que pudieran presentarse  en nuestro camino.

     Que Dios nuestro Señor, por intercesión de nuestra Madre la Virgen María de la Merced, y por la intercesión de San Pedro Nolasco nuestro padre, podamos llegar a feliz puerto haciendo grandes obras, en bien de los cautivos de nuestro tiempo.

 

Roma, a 22 de Mayo de 2022, a los 803 años de la fundación de la Orden de la Bienvaenturada Virgen María de la Merced.

 

 

Fr. Leoncio Osvaldo VIVAR MARTÍNEZ, O. de M.

MAESTRO GENERAL

 

 

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