"Mi vida por tu libertad"

 

Obj: Solemnidad de nuestra

Ssma. Madre de la Merced 2014

 

A TODA LA FAMILIA MERCEDARIA

 

Muy apreciados/as hermanos/as en la Merced de los cautivos/as:

 

            Con profundo gozo, los/as saludo en el día grande de Nuestra Santísima Madre de la Merced, Madre nuestra y celestial Patrona. Hoy de una manera especial golpea a nuestro pecho, el amor, la piedad y el mandato tierno pero comprometedor y exigente de la Madre del Cielo, haciéndose eco del querer de Dios que ve, escucha y baja (Cf. Ex 3, 7-10): Mis hijos/as sufren el dolor de no poder vivir la fe, porque su libertad está amenazada. Hoy te envío y también te acompaño ¡

 

            Al contemplar hoy a María de la Merced, nos reencontramos con la mujer libre y liberadora, asociada a la obra redentora de la  Ssma. Trinidad:

 

  • María no tuvo miedos.                    

            Ella, la mujer creyente, se abandonó en los brazos del Padre aunque esto le significara problemas. Sufrió la persecución, la huida, la discriminación, el rechazo, una espada le traspasó el corazón junto a la Cruz de su Hijo, pero su respuesta fue siempre: hágase tu voluntad. Frente a los desafíos de salir de nosotros/as mismos/as y dejar las antiguas estructuras que nos dan seguridad, solemos temer y calcular demasiado, resistiéndonos y luchando contra el cambio. Calculamos y hasta negociamos posibilidades que puedan darnos alguna seguridad en medio de nuestras pobres y mezquinas previsiones. Nuestra respuesta en esta hora de la Familia Mercedaria debe ser: que se haga tu voluntad y no la mía. No dejemos que nuestras mezquindades nos roben la confianza en el proyecto de Dios que siempre sorprende y se queda despierto a nuestro lado.

 

  • María tuvo alas y tuvo raíces.

            Nos hacen falta alas para volar alto y soñar una Merced sin límites, sin territorialidades absurdas que nos privaticen el alma, el pastoreo y hasta los bolsillos. Una Merced que nos desinstale de los terrenos arenosos y amesetados de las comodidades paralizantes, que en ocasiones nos vuelven rastreros/as e impresentables ante los cautivos/as de hoy. María abrió el alma sin límites ni cálculos al proyecto amoroso de Dios y elevó su mirada por encima de las dificultades.

            Necesitamos raíces profundas y firmes para sentir el aplomo de la tierra que nos vio nacer y nos da identidad. Hay hermanos/as mayores que nos acercan a esas raíces. Debemos reconocerlos/as y amarlos/as por se parte de nuestro fundamento. María vivió arraigada a su cultura y fue fiel a sus convicciones ancestrales. ¿Nosotros mercedarios/as en tantos países, somos capaces de soñar en plural, con nuevos formatos inter-comunitarios y estructuras que responsan a la nuevas realidades que nos reclaman?. Los/as  religiosos/as sin alas y sin raíces, nunca serán capaces de soñar y trabajar por una Merced nueva, conforme al corazón de Dios. Se conformarán con administrar su propia conveniencia, archivando sus sueños y enterrando sus talentos. No nos dejemos robar las alas para soñar una Merced  intercultural e inter-congregacional a favor de los caídos del camino y honremos la memoria de los que anduvieron antes y sembraron lo que hoy cosechamos.

 

  • María creó puentes y no muros.

            La fraternidad mercedaria debe visibilizar al Dios Trinidad. Contamos  apenas con nuestra pobre humanidad, ofrecida generosamente en bien de la unidad a manera de misión liberadora. Necesitamos crear puentes y derribar los muros que nos privatizan,  que nos distancian entre hermanos/as de comunidad, con la gente que acompañamos, con los bienhechores y con los demás mercedarios/as del mundo. Evitaremos así que nuestra comunidad viva arrinconada en una esquina, añorando un sueño inalcanzable de unidad y llegaremos a ser espejo de la primera comunidad de Pedro Nolasco y María de Cervellón, abierta, sencilla y convocante. Cuando no somos capaces de crear puentes, boicoteamos la unidad y nos convertimos en el cáncer solapado de la desunión y la atomización. María fue capaz de romper los prejuicios cultuales y avanzar hacia lugares, corazones y estructuras nuevas, con tal de contagiar la sabia revolucionaria del Evangelio: seamos uno para que el mundo crea. No nos dejemos robar la comunidad y el encuentro capaz de superar las diferencias y conflictos.

 

                        Deseándoles un día vivido en fraternidad, servicio y mucha alegría, los/as saludo muy cordialmente, encomendándoles nuestro servicio de a favor de los cautivos/as.

 

 

                        En Roma, a 24 días del mes de septiembre de 2014, a 797 años de la fundación de nuestra Orden.