A TODA LA FAMILIA MERCEDARIA
Mi vida por tu libertad
Apreciados hermanos, hermanas, monjas y laicos/as de la Merced:
Celebramos hoy la Solemnidad de nuestro Padre san Pedro Nolasco, el redentor de Cautivos, aquel que ofreció su vida sin demasiados cálculos, sin búsquedas de prestigio, sin seguridades que le garantizaran más que el ser hijo de la Madre Iglesia, ser un ciudadano comprometido con su pueblo y ser hijo predilecto de María de la Merced a favor de los cautivos.
¿Qué significa para Nolasco y sus hermanos ser hijo de la Madre Iglesia? Significa ante todo ser y sentir con la Iglesia, no sirviéndose de ella para acomodarse en las estructuras de cristiandad ni para ostentar un prestigio que ni en su familia, ni en cualquier otro trabajo habría conseguido. Nuestro amado fundador es con la madre Iglesia y solo en ella palpita con corazón dilatado, porque no encuentra en el mundo otro modelo mayor que el de Aquel que la fundó y dio la vida generosa y desinteresadamente por ella: Cristo Redentor. Siente con la Iglesia porque es capaz de conformar su querer al querer de Dios que está vivo en su Pueblo Peregrino, renunciando a los caprichos mezquinos que podrían pretender una iglesia a su medida, con sus criterios y de fácil manipulación. La Iglesia es Madre y como tal alimenta y confirma con gestos de ternura el llamado intercesor de la Merced de María, el apremio de los cautivos que viven la pasión de Cristo en su propia carne. Pedro Nolasco es obediente y dócil al querer de Dios, no se autogestiona ni autodeternima como un funcionario sino que se siente siempre hijo en el Hijo, abriéndole a toda la Familia Mercedaria un programa de vida que tiene como eje principal la encarnación, porque no hay Amor mas grande que dar la vida por los amigos .
¿Cómo fue ciudadano comprometido? Ante todo sabiéndose servidor, mensajero y adelantador de la Redención de los cautivos. Pedro Nolasco no pertenece a la nobleza, ni busca títulos propiedad que le hagan sentirse mas arriba ni lejano a sus conciudadanos ni a sus hermanos. Es el primero entre los pares, adelantándose siempre a servir, salir, desaparecer del centro y volverse el pariente cercano (el GO´El) de los cautivos hasta con su vida misma, hasta anunciar el Evangelio de Dios: que implica ante todo, ofrecer esperanza y libertad a los enfermos y cautivos, a los pobres y a los tristes, iniciando sobre el mundo aquella fiesta de la redención que nos conduce hasta la vida eterna . La única condecoración que se llevó de este mundo nuestro padre, fue el nombre de tantos y tantas hermanos/as que por sus manos recuperaron la identidad de creyentes, dejando se ser una simple cifra o índice de estadística.
Una predilección envolvente y abierta del hijo a la Madre, de la Madre al hijo y de ambos a los redentores y redimidos. María de la Merced grabada a fuego en el corazón de Pedro Nolasco, es madre de los cautivos a los que protege como hermanos queridos de su Hijo, y es igualmente madre de los redentores al ofrecer libertad a los cautivos . Nosotros mercedarios y mercedarias, no podemos avanzar hacia el Jubileo del Octavo Centenario sostenidos apenas por la emoción de la devoción a nuestra Ssma. Madre de la Merced, estamos llamados a entrar en su corazón traspasado y permanecer junto a ella al pie de la cruz de los nuevos cristos que son hoy crucificados en las cárceles del horror, entre las víctimas de los sin patria, entre los/as tratados/as como material de descarte en la orquestada estructura de la Trata de personas, o entre los que no pueden acceder a una educación liberadora que dignifique.
Pidamos este día por nuestra conversión personal, que debe sacarnos del centro de la vida de la Orden para dejarle lugar a Jesús que el motivo de nuestra ofrenda. Pidamosle también a la Madre de Mercedes que nos ayude a mantener viva la llama de la Fe para no volvernos meros burócratas o funcionarios de la libertad que viven de conformismos estériles. Que la alegría de ser hermanos de Pedro Nolasco nos colme de gozo y esperanza.
Dado en Roma a 6 días del mes de mayo del año del Señor 2014, Solemnidad de San Pedro Nolasco. A 796 años de la fundación de nuestra Orden.
Fr. Pablo Ordoñe, O de M.
Maestro General