¡ Por la Mereced que es nuestra gloria, siempre al servicio de los cautivos!
Prot.MG 1/2022
A todos los religiosos de la Orden y Familia Mercedaria.
Mis amados hermanos:
“Que la gracia del Señor Jesuscristo, el amor de Dios y la comunión del Espíritu Santo sean con todos ustedes” (2Cor. 13,14).
Con este saludo paulino me dirijo a todos ustedes, deseando que efectivamente, la gracia de Nuestro Señor Jesucristo les asista siempre, en la búsqueda de crecer en santidad, cumpliendo fielmente con el encargo de ejercer la caridad hacia los necesitados del amor misericordioso de Dios.
Antes que nada, quiero agradecer a nombre de todos los religiosos de la Orden, el servicio que como Maestro General, ha realizado el P. Juan Carlos Saavedra Lucho. Gracias por su disposición y servicio en bien de la Orden y de los destinatarios de nuestro ministerio liberador. Gracias también al P. Manuel Antonio Anglés Herrero por formar parte del Gobierno General anterior como Consejero y particularmente como Secretario. Que Dios nuestro Señor les recompense por su gran bondad y servicio.
Asimismo, quiero agradecer a los Consejeros del nuevo gobierno: Fr. Damaso Masabo, Fr. Reginaldo Roberto Luiz, Fr. Luis Eduardo Navas Guerrero y Fr. Víctor Sundar Raj, que conmigo, se disponen a compartir el reto de animar y acompañar a toda la Orden en el presente sexenio que va de mayo de 2022 a mayo de 2028.
El lema que nos ha acompañado antes, y durante el capítulo ha sido: “Haced lo que Él os diga” (Jn 2,5). Deseo que siga resonando en la mente y corazón de todos los religiosos de la Orden y de la Familia Mercedaria.
Con estas palabras que brotaron del corazón de la Virgen María, Madre de Jesús y Madre nuestra ante la inminente posibilidad de arruinarse la fiesta de las bodas de Caná de Galilea, hemos agradecido a Dios que por su infinita bondad, nos permitió reunirnos en la casa de espiritualidad de Santa María Bambina, apelando a la vez, a la intercesión de San Pedro Nolasco, nuestro padre, que como fundador, nos ha legado el gran testimonio de amor a Dios y seguimiento fidelísimo a nuestro Señor Jesucristo, maestro y modelo de redención del género humano, en los términos como lo consignan las constituciones de nuestra Orden: “Siguiendo a San Pedro Nolasco e iluminados por su carisma, los mercedarios creemos que nuestra misión redentora pertenece a la naturaleza de la Orden y la ejercemos en nombre de la Iglesia, desde una íntima comunicación con Dios y una real encarnación en las necesidades de los hombres”.
“Para cumplir esta misión, impulsados por la caridad, nos consagramos a Dios con un voto particular, llamado de Redención, en virtud del cual prometemos dar la vida como Cristo la dio por nosotros, si fuera necesario, para salvar a los cristianos que se encuentran en extremo peligro de perder su fe, en las nuevas formas de cautividad” (COM 13 y 14).
En representación de toda la Orden, nos hemos congregado en Capítulo General, para celebrar nuestra vida fraterna desde la fe, conscientes que lo que hemos vivido ha sido justamente un acontecimiento pascual. Seguramente que todos hemos experimentado la presencia de Cristo que resucitado, nos libera de nuestros temores y nos da su paz; que, como al Apóstol Tomás, nos ha mostrado los signos de su pasión como certeza que la muerte no tiene la última palabra, sino más bien la vida; y así, desde la fe, hemos compartido las experiencias de trabajo liberador en las distintas partes en donde la providencia nos ha colocado, brindando auxilio y consuelo a los hermanos que se encuentran necesitados del amor misericordioso de Dios, haciendo las veces de Jesús que atiende complacido a quienes viven carentes de la libertad de los hijos de Dios. En estos días, puestos en oración, nos hemos dirigiendo a Él en actitud de agradecimiento por todas las obras buenas que hemos realizado, al tiempo que también pedimos perdón por aquello que, o no realizamos o hicimos mal. No somos perfectos, lo sabemos. Por eso, una y otra vez, nos confiamos a su divina misericordia que hace siempre cosas nuevas en nosotros.
Hemos pensado juntos hacia donde queremos seguir caminando. Hemos elaborado un objetivo común, que debe orientar puntualmente nuestros planes de trabajo a nivel de la Orden, a nivel de las provincias, a nivel de las vicarías y de las delegaciones y, desde él, se han elaborado objetivos específicos en las diferentes áreas en las que se desarrolla nuestra vida como consagrados en la Vida religiosa, en el Área de Vocaciones
Se realizó también, la elección del nuevo Gobierno General, justamente en el día de la fiesta de nuestro Santo Padre. Fiesta que nos remite siempre,, no sólo hacer memoria agradecida, sino también profecía afrontando el reto de hacer real el carisma liberador ante las nuevas formas de cautividad. Actitud profética que nos compromete a redescubrir en lo concreto lo que él haría si físicamente estuviera presente en nuestro tiempo.
La realidad que estamos viviendo hoy en día en el mundo, en tiempos de la posmodernidad ha hecho aparecer un ambiente de gran confusión, de ambigüedad, de egoísmo, de individualismo, de relativismo, de pérdida de principios y de valores, de inseguridad y de gran temor, hasta el punto de perder no sólo la tranquilidad sino también la vida. Y, los peor azotados son precisamente los más vulnerables de la historia: los pobres, los migrantes, los niños de la calle, los explotados en todas sus formas, etc., pero, como religiosos mercedarios, como portadores del bien y de la esperanza, no nos apanicamos. Por el contrario, ante la humanidad que padece las nuevas esclavitudes tan diversas, nuestra Orden pretende ser fuego que encienda otros fuegos (Mons. José Rodríguez Carballo, Secretario de la Congregación de la Vida Religiosa y Sociedades de Vida Apostócica), ser luz en medio de tanta oscuridad, ser motivo de esperanza.
Días atrás, leí un artículo del periodista Marco Frojo, que intitulaba “Pandemia e non solo: Gli italiani nella “spirale dell´interrregno”, en donde decía que los italianos están atravesando una fase muy complicada. Son conscientes de estar en un momento de profundo cambio de la sociedad sin conocer la dirección tomada. Las ganas de recomenzar están presentes pero, al mismo tiempo domina la incerteza, el miedo, la rabia. El término de inter reino lo toma prestado, dice, de Antonio Grasci que en el cuaderno de la cárcel escribe: “La crisis consiste a punto en el hecho que lo viejo muere y lo nuevo no puede nacer: en este inter-reino se verifican los fenómenos morbosos más diversos”. Hermanos: me atrevo a pensar que esta experiencia es generalizada, es decir, es la sensación en cualquier parte del mundo. La realidad es global. Ante esta situación, les exhorto a ser creativos para ofertar una respuesta carismática mercedaria en el mundo de hoy. No estamos obligados a resolver todas las cautividades del mundo, pero lo que podamos hacer o seguir haciendo, de tal manera debe ser significativo que haga fermentar la levadura de la esperanza en bien de toda la humanidad. Que Dios nos conceda su gracia para poder realizarlo.
Les exhorto para que de cara al futuro de nuestra Orden en el nuevo sexenio, seamos reflexivos para conocer la verdad de la realidad que hoy en día tenemos en nuestra Orden, pero que seamos más todavía contemplativos, para descubrir desde la experiencia íntima de Dios, desde las mociones del Espíritu Santo la voluntad de Dios. Que sea el punto de partida.
Que ante las amenazas que pudieran paralizarnos, escuchemos la voz de Jesús que nos alienta como lo hiciera con los discípulos que sentían que podían hundirse irremediablemente: “¡Tranquilos! Soy yo. No tengan miedo” (Mt 14, 27). Así entonces, teniendo a Jesús al centro de nuestra vida, de nuestro servicio, tengamos la seguridad de que podremos salir siempre adelante a pesar de los grandes riesgos que pudieran presentarse en nuestro camino.
Que Dios nuestro Señor, por intercesión de nuestra Madre la Virgen María de la Merced, y por la intercesión de San Pedro Nolasco nuestro padre, podamos llegar a feliz puerto haciendo grandes obras, en bien de los cautivos de nuestro tiempo.
Roma, a 22 de Mayo de 2022, a los 803 años de la fundación de la Orden de la Bienvaenturada Virgen María de la Merced.
Fr. Leoncio Osvaldo VIVAR MARTÍNEZ, O. de M.
MAESTRO GENERAL